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Pantalla negra y texto blanco, con comandos seguidos de barras, guiones y letras que permitían que el PC ejecutara una u otra acción línea a línea. Así era MS-DOS, con una interfaz ininteligible para los neofitos que te situaba en la categoría de experto frente a amigos y familiares solo porque sabías listar directorios, saltar de uno a otro, chequear el disco duro o cambiar de idioma el teclado. ¡Cómo me gustaba!Me gustaba tanto que incluso cuando Windows 3.11 ofrecía orgulloso su interfaz gráfica, yo ejecutaba la consola de DOS para ciertas operaciones. Hasta que no pude negar la evidencia: era mucho más intuitivo y agradable el sistema de ventanas de Windows.
Rivalidades
También hice mis pinitos en UNIX, bueno con vi, su editor de textos, porque un amigo informático me decía que era el mejor sistema operativo del mundo. Me formateó la máquina para meterme una versión de DOS que, aseguraba, se entendía mejor con UNIX. Y es que, en aquellos tiempos, las pasiones se llevaban al extremo; casi había una guerra declarada entre los seguidores de UNIX (recuerdo los de SCO) y los usuarios de Windows (que siempre fueron menos vehementes). En esa tesitura, aparecía el Linux de Linus Torvalds y responsables de Microsoft lo ninguneaban pensando que jamás sería una amenaza para ellos.Entretanto, los habitantes del planeta Apple estaban inmersos en su pequeño Olimpo, separados de la masa y sintiéndose orgullosos de pertenecer a un grupo elegido, diferentes del resto en los equipos que usaban y en los sistemas que los gobernaban. Pero, fíjate lo que son las cosas, aparecieron distribuciones de Linux por doquier, Apple se pasó a la plataforma Intel y la ultramovilidad lo cambió todo.
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